Habíamos quedado “donde siempre”, una cafetería pequeña del centro, donde ponían un capuchino que a Casandra le encantaba y que por culpa de ese café, habíamos pasado muchas tardes hablando de lo primero que se nos pasaba por la cabeza. Al llegar allí, entré y me puse a mirar hacia todos los lados buscándola, no […]